El tercero en discordia y Arquitectura
Apple/ Samsung, Star Wars/ Star Trek, Coca-Cola/ Pepsi, PlayStation/ Xbox…
¿No
creen que la sociedad tiende o la hacen tender en demasía a elegir siempre
entre dos opciones?
La población norteamericana estaba expectante el 25
de Septiembre de 1962. Ese era el día elegido para el que se consideraba como el
combate de boxeo más importante de los últimos tiempos. No había habido nada
igual desde el enfrentamiento entre Rocky Marciano y Joe Louis una década
antes.

En la década de los
años sesenta existían dos estereotipos de los boxeadores afroamericanos en los
Estados Unidos: uno era el denominado
como “Bad Nigger” y el otro era el “Uncle Tom”.
Aquel se caracterizaba por su conducta violenta y pasado turbulento, mientras
que el otro era el respetuoso con el orden establecido, por lo que este
último era apoyado por los altos poderes de la raza blanca.
El afroamericano que cumpliera
con estos arquetipos y alcanzara el éxito en el boxeo, era considerado un modelo
representativo de su sociedad porque lo había conseguido dentro de los esquemas
sociales tradicionales. En ese
tiempo, los boxeadores que cumplían dichos arquetipos eran Sonny Liston y Floyd
Patterson.
La nueva sociedad negra apoyaba a
Patterson porque representaba una nueva época de integración, dejando atrás la
violencia. Patterson era la prueba de que el hombre de color podía triunfar y al
mismo tiempo sentirse seguro entre la sociedad blanca.
Como antítesis, los problemas con la
ley y las mafias de Sonny Liston hacían que él representara a la antigua
sociedad que había vivido, nacido y crecido entre violencia.
Sin embargo, para una parte de la
sociedad, Liston representaba al héroe que daba voz al pueblo afroamericano que
sufría en los suburbios y trataban de salir adelante con sufrimiento. Para
estas personas, Patterson representaba al pueblo afroamericano que vendía su
identidad al pueblo de raza blanca a
cambio de sentirse aceptado en su mundo burgués.
Toda la sociedad se sentía identificada
en estos dos púgiles. No había nada más allá, o todo o nada. Por aquel entonces
casi nadie conocía al jovencísimo y brabucón Cassius Clay (más tarde conocido
como Muhammed Alí) que había ganado la medalla
de oro de boxeo en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960
La pelea Patterson-Liston tuvo tanta
trascendencia que incluso el mismísimo presidente Kennedy llamó a Patterson
antes de la pelea para desearle suerte y transmitirle que su defensa del título
era una cuestión de estado.
Finalmente el combate de la década se
produjo y Sonny Liston se convirtió en el nuevo campeón de los pesos pesados
después de noquear a Floyd Patterson a los dos minutos y seis segundos del
primer asalto.
Un nuevo combate de revancha se
celebró en 1963, pero de nuevo Patterson besó la lona en el primer asalto.
La lógica decía que nadie sería capaz
de arrebatar el título a Liston en muchos años, así que cuando finalmente
Liston aceptó la defensa del título frente a un joven y descarado Cassius Clay,
nadie le dio mucho crédito a este último.
Clay no se amoldaba a los moldes
establecios de “Bad Nigger” o “Uncle Tom”. Clay pertenecía a una familia trabajadora
de un barrio modesto de una pequeña ciudad de Kentucky. Clay no había tenido
problemas con la ley, pero tampoco se ajustaba al patrón de nuevos afroamericanos cristianos adaptados a la sociedad burguesa blanca. Clay era un
declarado seguidor del Islam y se salía del patrón de estilo
tradicional de boxeo.
Cassius Clay poseía una técnica muy
particular a la que ningún experto en boxeo le brindaba demasiada confianza. La
manera de pelear de Clay resultaba estrambótica tanto por sus movimientos
rápidos alrededor del ring, casi bailando, como por su defensa excesivamente
baja, a veces dejando caer los puños y poniendo su rostro al descubierto ante
el adversario.
Sonny Liston era puro músculo, capaz
de noquear con un solo golpe a cualquiera que se le pusiera por delante, como
ya había demostrado con Floyd Patterson.
Sin duda nadie apostaba por una
victoria de Clay.
La pelea tuvo lugar en 1964 y Clay fue
capaz de derribar a Liston en el primer minuto de la pelea. El árbitro tuvo que
contar hasta nueve antes de que Liston se levantase tambaleándose. Siete
asaltos más duró el combate en el que, entre otras cosas, Clay sufrió una
ceguera durante prácticamente un asalto entero debido a un producto que habían aplicado en los guantes de Liston en su esquina. A pesar de ello, Clay se
recuperó, y Liston, el vigente campeón, tuvo que abandonar la pela en el
séptimo asalto. Cassius Clay se convirtió en el nuevo campeón de los pesos pesados.
La leyenda del que después pasaría a
llamarse, Muhammed Alí, se agrandaría hasta el infinito con el paso de los
años. No sólo por el nuevo estilo que aportó al boxeo, si no por la gran influencia social que llegó a tener.
Este episodio de la historia del boxeo
me recuerda mucho a lo que ha pasado este año con el Atlético de Madrid en la
liga española y casi ocurre, por un minuto y medio, en la final de la Liga de Campeones.
Durante diez años, el bipartidismo entre Real
Madrid y Barcelona había convertido el campeonato español en algo tedioso. Los medios
de comunicación habían sido los principales culpables de favorecer este orden, queriendo establecer paralelismos entre estos dos equipos y lo que ocurría en
la sociedad española. Es curioso que estos diez años hayan coincidido con la
mayor tensión política de los últimos tiempos entre el Gobierno Central de
España y el Gobierno de Cataluña. Los enfrentamientos entre Real Madrid y
Barcelona se han querido convertir en una cuestión de Estado, sirviéndose de
ello para arraigar aún más en las profundas tensiones políticas.
En este año 2014, el Atlético de
Madrid ha conseguido romper con la monotonía gracias al trabajo y al esfuerzo
marcados por la doctrina del “partido a partido” de su entrenador, Diego Pablo “Cholo”
Simeone.
La victoria de los colchoneros en liga
me llena de emoción, no sólo por ser un seguidor suyo, si no por lo que
significa en una sociedad en la que están empeñados en dividir simplemente
entre el blanco y el negro (o blaugrana).
Lógicamente todo es una cuestión de
control de la sociedad y poder. Cuando las probabilidades son del 50%, porque solamente
hay dos opciones, todo es mucho más sencillo. Cuando las opciones pasan a ser 3,
4, 5… Todo se vuelve mucho más complicado de controlar.
Esto se ve reflejado claramente en la
política. En España la sociedad cada vez está más hastiada de tener que elegir
siempre entre dos partidos. Es lo que los medios venden, a los nuevos partidos se les
intenta tapar y quitar la voz. Lógicamente, si sólo
hay dos partidos que son los mayoritarios, el partido que no está en el poder
tan sólo tiene que dejar pasar el tiempo o que el otro cometa algún error para
volver a llevarse las elecciones. Es sencillo, no se lo tienen que trabajar
mucho, tan sólo hay que esperar.
Para los que están en el poder es
mucho más fácil controlar a una sociedad divida en dos bandos que a una
sociedad divida en decenas de ellos.
Esto siempre ha ocurrido a lo largo de
la historia. Como los problemas que tuvo durante siglos la Corona de Inglaterra
para controlar al pueblo escocés debido a que los escoceses tenían un poder dividido en cientos de clanes. Escocia sucumbió cuando se les quiso
dar a todos una identidad común bajo una sola persona, el príncipe Carlos
Eduardo de Estuardo, que se presentaba como el rey heredero de Escocia e
Inglaterra. Todos los clanes escoceses fueron aniquilados en la batalla de Culloden en 1746, frente a las tropas del príncipe Guillermo Augusto. El príncipe Carlos
Eduardo huyó al inicio de la batalla dejando a los escoceses a su suerte ante una derrota
segura y sangrienta.
¿Y qué ocurre en la Arquitectura? ¿No
les parece que o se siguen las tendencias del momento, o no eres nadie? Desde
el 7 de Junio se está celebrando la Bienalle de Arquitectura de Venecia. Para
los que no lo sepan, la Bienalle de Venecia es una
de las exposiciones culturales más importantes del mundo dedicada a la
arquitectura. Este año, el director de la Bienalle, Rem Koolhas, ha
querido dedicar la exposición a la arquitectura, no a los arquitectos, bajo el título Fundamentals.
Rem
Koolhaas explica que: "después de varias Bienales dedicadas a la
celebración de lo contemporáneo, Fundamentals se centra en la historia, en los
elementos inevitables de toda la arquitectura utilizados por cualquier
arquitecto, en cualquier lugar y en cualquier momento (la puerta, el suelo, el
techo, etc.) y sobre la evolución de las arquitecturas nacionales en los
últimos 100 años". Según Koolhas: "En 1914, tenía sentido hablar de un
arquitectura 'china', una arquitectura 'suiza', una arquitectura 'india'… Cien
años más tarde, bajo la influencia de las guerras, los diversos regímenes
políticos, diferentes estados de desarrollo, movimientos arquitectónicos
nacionales e internacionales, los talentos individuales, las amistades, las
trayectorias personales al azar y la evolución tecnológica, arquitecturas que
antes eran específicas y locales se han hecho intercambiables y globales. La
identidad nacional parece haber sido sacrificada a la modernidad".
Me parece una visión
interesante, aunque yo iría más allá.
Durante mucho tiempo se ha dado el
debate sobre qué es buena arquitectura y qué no lo es. Qué es contemporáneo y
qué es clásico. Quién es un arquitecto brillante y quién es un arquitecto malo
o vendido.
Creo que la formación de arquitecto es
lo suficientemente rica y plural como para que no nos encasillen simplemente en
arquitectos que diseñan/ construyen o arquitectos que se dedican a la enseñanza.
¿Por qué no puede haber arquitectos
trabajando en consultoras? ¿O arquitectos trabajando en la banca? ¿O arquitectos
como directores de empresas?
¿No creen que interesa que todos los arquitectos se interesen y aspiren a lo mismo? ¿Quienes creen que se beneficia de ello? ¿Las escuelas? ¿Las editoriales? ¿Los arquitectos estrella que siempre son los que se llevan los grandes encargos?
La profunda crisis en la profesión de arquitecto no se superará hasta el día en el que salgan a la palestra arquitectos
capaces de salirse de los patrones preestablecidos, capaces de ser los terceros
en discordia. ¿Cuándo llegará?
Una introducción muy interesante. Un post muy complejo, con muchas relaciones y lectura fluidísima. Enhorabuena por este nuevo post! Sigue así!
ResponderEliminarLo que no me ha quedado muy claro es como ves a un arquitecto trabajando en finanzas o en puestos de Dirección, ¿puedes explicar a qué te refieres?
Lo mismo que ha ingenieros dedicándose a esas ramas que poco tienen que ver con su formación inicial, puede haber arquitectos desempeñando las mismas funciones. Lo que se valora de los ingenieros es su poder de síntesis y su capacidad para resolver problemas complejos. ¿No es esto también aplicable a los arquitectos?
EliminarUn cordial saludo.
Carlos Muriel
Sin ser el autor del post ni arquitecto, defiendo la capacidad de cualquier persona para ocupar un cargo directivo independientemente de su formación específica, son capacidades derivadas de la valía personal y el aprendizaje profesional lo que ungüentan una capacidad de liderazgo, claridad de ideas y personalidad para la toma de decisiones (que particularmente considero requisitos para ocupar un cargo directivo).
ResponderEliminarRespecto al mundo financiero, es tan amplio el campo que requiere todo tipo de profesionales si no que le pregunten a los gestores de deuda financiera (garantizada por inmuebles) que regenta el llamado "banco malo", si requieren o no de arquitectos
Enhorabuena por el Post!!
Estimado lector,
EliminarGracias por leerme y querer dejar un comentario. Me alegra que compartas mi punto de vista. Espero que la próxima vez que pases por aquí firmes para poder referirme a ti por tu nombre. Un muy cordial saludo.
Carlos Muriel