Ilusión y Arquitectura
Las
vacaciones son, o por lo general deben ser, días de descanso. Para quien
escribe estas líneas, también suelen ser días de reflexión.

Sin
embargo, este año me había propuesto algo bastante complicado, desconectar de
la Arquitectura. Ha sido un año muy intenso y necesitaba reposar mis ideas.
Como pueden comprobar, he fallado. Aquí me encuentro con mi portátil, frente al
mar de Valencia, escribiendo estas líneas.
Y
es que es difícil desconectar cuando algo te apasiona. Muchas veces los
arquitectos olvidamos lo tremendamente afortunados que somos de dedicarnos a
algo que es nuestra pasión y nuestro modo de entender la vida.
Nuestro
gremio lleva ya varios años con un discurso gris, negativo y un tanto cansino
acerca de la situación actual de la arquitectura y lo complicado que tenemos el
futuro los que nos dedicamos a esta profesión. Es difícil no dejarse contagiar
por esta atmósfera cuando todo el mundo alrededor se ve inmerso en esta
dinámica.
No
me digan que no están realmente cansados de aquello de: "Ay, ¿es usted arquitecto? Qué mal está la cosa, ¿eh? Cuánta
corrupción ha habido. Y la cantidad de viviendas vacías que hay en España...
Mire la ciudad esa del Pocero, Seseña creo que se llama. Cuánto derroche."
O,
"¿Que su niño va
a estudiar Arquitectura? ¡Con la que está cayendo? ¿Lo ha pensado bien? Ahí se
trabaja mucho, cuando hay trabajo, y se cobra poco. ¿No ha pensando mejor un
trabajo más lucrativo en la banca o como político corrupto en alguna
alcaldía?"
Una
de las decisiones más complicadas a las que debemos enfrentarnos en nuestra
etapa adulta es saber cuáles son nuestras prioridades en la vida. Para algunos,
el objetivo supremo es ganar dinero, independientemente de a lo que se
dediquen. Otros buscan el poder. Otros buscan el prestigio...
Yo
desde muy joven, y otros tantos como yo, decidimos ser Arquitectos. Con
"A" mayúscula. Una profesión con una tradición milenaria. (Se piensa
que fue el egipcio Imhotep, alrededor del 2650 a.C. el primer Arquitecto de la
historia). Una vocación que obliga a ser curioso sobre todo lo que nos rodea.
Un estilo de vida que permite maravillarse de los juegos de los rayos del sol a
través de las ramas de un árbol, de los tonos verdes y ocres de un campo de
olivos, de las líneas puras de una cantera de piedra o de la complejidad
ordenada de una célula vista al microscopio. Y no solo eso, si no aplicar todas
estas pequeñas maravillas en una lógica que permita crear un proyecto
arquitectónico.
Es
muy difícil hablar despectivamente de una profesión que enseña a apreciar la
belleza que nos rodea todos los días.
Tener
ilusión y ser positivos no significa renegar de la realidad y llevar una vida
paralela y utópica, pero es cierto que generalmente lo negativo llama a lo
negativo, y por contra, lo positivo llama a lo positivo.
Estos
últimos años han demostrado que los arquitectos con actitud positiva y que no
han dado nada por perdido, son los que mejor han sabido moverse y adaptarse.
Bien buscando trabajo en tierras extranjeras, bien sabiendo adaptar su perfil
al mundo educativo o reinventándose en nuevos medios laborales.
Tampoco
debemos ser ilusos y pensar que tan solo la actitud puede hacer cambiar el
mundo, pero es cierto que las oportunidades se detectan mejor cuando se afronta
el futuro con optimismo, aunque este sea incierto.
Así
que, ¿por qué no aprovechar las vacaciones para cambiar de discurso, dejar de
lamentarnos y afrontar los nuevos retos de una manera más positiva y optimista?
¿Por
dónde empezar? Hay mucho que hacer.
Yo
por mi parte he decidido volver al origen. Gaudí decía que la originalidad esta
en volver al origen.

Una
de las cosas que escribe Aaltonen es que la arquitectura importa porque
puede unir o dividir a la sociedad y que es capaz de hacer esto porque la Arquitectura
define nuestros valores. Pone como ejemplos las diferencias entre el estilo del
Palacio de Westminster en Londres y el Capitolio en los Estados Unidos. El
primero representa una declaración de historia y tradición, mientras que el
segundo simboliza el nacimiento de un idealismo democrático basado en una
cultura extranjera con siglos de antigüedad: Roma.
La
Arquitectura es capaz de perdurar durante milenios, siendo muchas veces el
único testigo capaz de contar cómo eran las sociedades de otros tiempos ya
remotos.
Yo
me sigo emocionando y también ilusionando con la posibilidad de contribuir a
este legado milenario y espero que esto me siga pasando siempre. El día que esto
no ocurra tendré que ponerme a estudiar otra carrera de vocación.
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